-Ya estamos en 3º y coincidiendo con esta asignatura con 2º del presente, estimo provechoso compartir mi ejercicio del pasado curso con l@s compañer@s del presente, impartido por nuestro común profesor Álvaro Romero Bernal
Aula
de la Experiencia Los Palacios y
Villafranca
Profesor: ALVARO ROMERO BERNAL
Alumno: ANTONIO REPISO RODRIGUEZ -Curso 2013/2014 – 2ºCiclo
Asignatura: SENTIDO Y
HERMENÉUTICA DEL AMOR
EN LA POESÍA
ESPAÑOLA
08/05/2014
Tema
Libre: PEDRO SALINAS Título del tema: “AMOR TRANSOCEÁNICO
Tal vez resulte pedantemente peliculero
el título de este ejercicio, pero a tenor de las abundantes clasificaciones
aplicadas al definir el amor durante las anteriores clases y que dan lugar al
tema, presumo que éste pasará inadvertido. No intento adornarlo con otro
calificativo más; ya los tiene suficientes. Romántico, fatuo, sociable,
encaprichado, cariñoso, vacío, cortesano, erótico, pasional, cortés… pero de
alguna forma he de acreditar cuanto he aprendido en nuestra Aula de
Experiencia.
Todo poeta consagrado o popular, expresa
literariamente sus sentimientos, casi siempre enalteciendo su amor a alguien o
algo, elevándole al pedestal poético por encima
de la presencia real o habitual e incluso sobre un plano muy superior de
la inmediación tangible, porque cuando el amor se desvive entre la ausencia y
la distancia, suele atrofiarse bajo el óxido del tiempo y este anquilosamiento
es precisamente lo que intenta evitar el poeta estudiado. Otros autores
disparan desatinados deseos al aire que explotan en su propia fugacidad
luminosa de fuegos artificiales, mientras que la frustración de otros rapsodas,
hace del amor o de su “introamor” una alucinación inalcanzable.
Empero Pedro Salinas sobrevuela el
Atlántico, embarcado en la etereidad de sus versos para alcanzar en el lejano
destino la receptividad sensorial de Katherine Whitmore, quien así los espera
en pago metafórico por la “deuda” de su Voz. Grave voz pero gritada por la
Poesía desde su íntima “ora marítima”
describiendo los sentires del poema. Poesía que lucha por hacer prevalecer su
invencible corporeidad, porque en definitiva, resulta ser ésta su primera y
eterna amada. Poesía amante desnuda y despojada de rimas por nuestro poeta,
pero la cubre con un tul de versos encabalgados para obviarla hasta la
infidelidad con la que la somete a transformarse en el vehículo epistolar. Aún
así, su amante poesía asume su amor incomprendido al consentir entregarle, con
la mayor tolerancia que el amor exige, el tarro rebosante de imperennes
estrofas, de cuya esencia se escapa el aroma apasionado de la “Voz a ti
debida”.
¿Quién no se ha arriesgado, al menos una
vez en su vida, intentar definir el Amor? A pesar de las enésimas
especificaciones, cada vez estamos menos seguros de su exégesis. Precisar el amor se ha convertido en el
retórico intento por describirlo en la intimidad de la meditación reflexiva,
pero que al fluctuar bajo la incertidumbre emocional excitada por el estímulo
experimentador expresivo o represivo, también es verdad alienta creatividad
poética. En consecuencia altera la causa-efecto de permanente arrebato lírico
en las sensibilidades neuronales de cuantos se consideran poetas. Por ello,
también me aventuro a lanzarme desde este criterio, en mi aportación con la que
inicio mi inédito poemario, en proceso de revisión, y definir el Amor como: Energía creadora de las actitudes interactivas
y desinteresadas del Ser Humano, estimulando sus facultades objetivas,
subjetivas y orgánicas a evolucionar individual o colectivamente hacia la
Perfección y La Felicidad, a través de las esencias auténticas de la Verdad, lo
Bueno y la Belleza. Por ser energía no es fingible.
Podríamos comparar esta energía como la
emisora de ondas de radio desde la frecuencia “La Voz a ti debida” que
vadeando tiempo y espacio se desplaza entre cielo y mar, por sintonizar con las
sensibilidades receptoras de la amada, en recuperar el exiguo contacto
pretérito relacional entre poeta y la ausencia lejana de Katherine; así lo
intuyo en esta estrofa, octosílaba arrítmica, con la que cruza la distancia
intercontinental, culpable de la enorme brecha abierta entre la inicial
reacción emocional inesperada (flechazo) y la realidad mantenida en sus
distancias personales: -“Te conocí,
repentina / en ese desgarramiento / brutal de tiniebla y luz…/… desnuda ya del
equívoco / de la historia, del pasado / tú, amazona en la centella, /
palpitante de recién / llegada sin esperarte / eres tan antigua mía / te conozco
tan de tiempo…”.
Separados por el tiempo y las
circunstancias profesionales y privativas de ambos, el poeta salva
teleológicamente el mar lanzando un beso metafísico de versos, como
continuación imperenne del último contacto personal, años atrás, cuando en la
mutua experimentación del roce labial físico, lo versificó como “un relámpago
de realidad” antes del definitivo traslado de su destinataria, Katherine
Whitmore a U.S.A.
Salinas, desde entonces no se somete al hacha
de la distancia, amortiguándola mediante
la “platonización” de aquellos
frugales besos reales, al elevarlos a ideal del inmortal silencio. Beso
emergido como clandestino, según su estado civil, vuelve a soldarlo con la
belleza eterna de la luz, alumbradora del prodigio creador de “La
Voz a ti debida”.
Luz reflejada en estos versos octosílabos
coordinados con otros libres y alguna que otra estrofa en lira, y al objeto de
dotarlos de mayor expresividad, vuelve a sacrificar rimas, en evitar cualquier
encorsetamiento literario, al estilo compositor metafórico – surrealista de la
Generación del 27. Así en agosto de 1932
confiesa y declara epistolarmente a su lejana amada, de donde extraemos los
siguientes: -“Te besé en los labios…/ que
duró más que un relámpago /que un milagro, más. El tiempo / después de dártelo
/ no lo quise para nada…/… Se empezó, se acabó en él / Hoy estoy besando un beso…
/… Y dura este beso más / que el silencio, que la luz…”
El valor abstruso del beso, como encarnación
manifiesta del deseo ahora inaccesible, sigue buscándolo con intrepidez entre
los siguientes heptasílabos, hurgando en su propio sufrimiento infringido por
el bicéfalo espacio-tiempo, en su continuo convertir de besos en versos y pero
sin dejar de restaurar el desgaste de energía amorosa, por nutrirla con el
transfigurar de las sombras humanas en reflejos que proyectados por la
ingravidez de la luz poética, siempre disparada hacia occidente, ansían
estrellarse contra el prisma del alma amada; y sin que se refracten sus
emociones, superan la velocidad mística; porque si la inercia del
desplazamiento paradójico le alivia del peso del cuerpo antes amado al contacto
del beso, ahora ese peso se traspasó a la ausencia real, solo compensable con
la profunda reflexión sobre las evocaciones de las que prefiere su sangre, si
es que las reminiscencias sangran, antes que la nada del olvido; porque si el
olvido en la mayor de las veces, es la opacidad cegada por el sangrado de
tantos recuerdos reprimidos, intuyo que nuestro poeta Pedro Salinas así se
expresaba en el del espíritu de su poemario: “El mundo material / nace cuando te marchas. / Y siento sobre el alma /
esa opresión enorme / de sombras que dejaste, / de palabras, sin labios…/… Tu
dulce peso rosa…/…el mundo más ingrávido. / Pero lo insoportable,…/…es la
distancia… “
Pienso que cuando la realidad del Amor,
es el amor a la realidad de una distancia entre origen y destino que por no
aceptarla, entonces ese espíritu que anima el ánima humana, se hace tan visible
que no creo resulte fácil de empatizar físicamente entre enamorados. Entonces las abruptas breves emociones,
evolucionan a sentimientos obcecados en seguir creyendo que su verdadero amor,
es como una desorganización de ansias y deseos en continua metamorfosis de
expresividades latentes a obsesivas explosiones, hasta llegar incluso desviar
la finalidad del Amor real para expresarlo sin pulir la coraza primitiva de
alteraciones inquietantes ductilizadas por la sutilidad romántica:“Perdóname por ir así buscándote / tan
torpemente, dentro / de ti. / Perdóname el dolor, alguna vez. / Es que quiero
sacar / de ti tu mujer tú. / Ese que no te viste y que yo veo, / nadador por tu
fondo, preciosísimo. / Y tenerlo en alto como la luz última…”
De esta
manera confirma sus propias concepciones recogidas en Antología de Poesía española contemporánea
por Gerardo Diego: “…Todo comentario a
una poesía, se refiere a los elementos circundantes a ella…”
A este respecto, los
sentimientos por transmitirse desde el nivel consciente, según determinadas
reacciones delirantes inconscientes, ya reconocidas y clasificadas en/y por
células de memorias, no por eso dejan de originarse alternativamente desde la
subjetividad psicológica y la endocrinología neuroquímica; que a diferencia del
Amor y en mi humilde opinión, éste constituye su energía creadora y al mismo
tiempo origen y destino donde se sintetizan, para desarrollar las actitudes
humanas, estimuladas en busca de la Perfección y por ende la Felicidad que nos
abre la puerta, aún no descubierta, de lo Místico a pesar de que hasta ahora ha
sido la Poesía, precisamente, la palanca incansable intentando aperturarla, por
incapacidad de la Ciencia. Esto me recuerda a Claude Cuenot en su comentario Ciencia
y Fe en Teilhard de Chardin: “…la
Ontogénesis proteínica, seguirá originando motivaciones poéticas en tanto no se
descubra la Ortogénesis de la Poesía”.-
Esta puerta, también en mi provisional y
personal y humilde criterio, tiene tres cerraduras: La Verdad, La Belleza y La
Bondad; todas abren con la misma clave común: El Amor. Amor sin calificativos
ni absurdas clasificaciones donde se pierde y malgasta su auténtica energía.
En este estudio, la cerradura de la
“verdad” en Pedro Salinas está bloqueada por el propio DESEO de Pedro Salinas,
pero sí liberado por la anarquía de un amor, o llave desencajada por
insistente, en recuperar la materialización de las sombras de sus recuerdos
intransigentes con los acontecimientos, a causa de sus respectivos estados
civiles, personales y docentes profesionales que indistintamente, les
arrebataron hasta provocar el “sentimentalismo sísmico” trastornador de la
volatilidad de SU realidad y que jamás asumió perder. Decide recomponerla con
subjetividades afectivas que su Inteligencia Afectiva va reciclando en
creatividad poética, como medio logístico de unir distancias transoceánicas de
ida y vuelta.
Veamos correlaciones entre lo anterior y
las postreras estrofas del poemario salino que lejos de rendirse bajo el drama
escenificado con attrezzo ilusionante, entre bastidores compuestos por dos
continentes y el cielo como telón, pero limitado por bambalinas de la
comprensión ajena de cuantos ocupamos butaca como espectadores, no entenderemos
la trama de su argumento versificado, hasta llegado el final y con harta
dificultad, cuando cae el telón sin haberse
producido el desenlace esperado:
Estas sombras, proyectadas por reflejos
lejanísimos de emociones nunca irradiadas
-“¿Las oyes como piden realidades,
/ ellas, desmelenadas, fieras / ellas,
las sombras que los dos forjamos” / -se me representan como aquellas
alteraciones neuropéptidas que persisten en su finalidad alertadora para
defenderse contra la realidad agresiva y sustentar la supervivencia con el
Deseo desajustado, con sus mutuas y diferentes realidades cegadas por antiguas
vivencias desmelenadas . “…/en este inmenso lecho de distancias?” / -sin embargo, tales realidades
emocionales de los amantes, solo obtienen el descanso, contradictoriamente por
el cansancio del continuo confluir platónico tan lejano como ilusionantemente
anhelado.“…/ Cansadas ya de
infinidad, de tiempo” / -Reconoce la temporalidad de los sentimientos
frente a la infinitud del Amor, que vengo proponiendo en este ensayo, a
expensas y so pena del riesgo que consiento.
“…/ sin medida, de anónimo,
heridas” / -heridas sentimentales sufridas en la lucha
por la vida; por su vida que se desvive, porque aunque la amada le corresponda
con proporcional epistolaridad, tampoco obtiene resultados reales requeridos.“…/ por una gran nostalgia de materia” / esta sensación se produce por segregación
química que origina en la memoria, el anhelo por reintegrar un estado psíquico
abolido por el tiempo. Mientras que el Amor, nunca provoca nostalgia del
pasado, sino la búsqueda de la felicidad en el presente, aunque la evolución
apunte al futuro.“…/ piden límites, días,
nombres. / No pueden / vivir así ya más; están al borde / de morir de las
sombras, que es la nada /
-realidades perdidas entre células de memorias incapaces, por
saturación, de seguir digiriendo más nostalgias por las vivencias pasadas y
esperanzas quebrantadas.
Hasta que el poeta amador exige a su
eterna amante, Poesía, la complicidad imposible, cuando evidencia su temor a
que sus inquietudes frustradas que por vida le acosaron, dejen de dolerle
porque es en el dolor donde encuentra la luz real de las sombras escudriñadas: “…/ Acude los dos les buscaremos / un
color, una fecha, un pecho, un sol. / Que descanse en ti, sé tú su carne. / Se
calmará su enorme ansia errante /…”
Nuevamente su propuesta de fusión química
carnal generadora de gozos eróticos, reaparece en estos cuatro versos
endecasílabos de arte mayor, como el recuerdo imborrable de la última y lejana
experimentación en la intimidad físico- afectiva que se grabaron con fuego
neuropéptido en el protoplasma sentimental, hasta provocarle tal bloqueo
emocional del que solo podía salir retomando su relación de fondo con la diana
epistolar, cada vez mas inalcanzable e incierta: “…/ ávidamente entre los cuerpos nuestros / donde encuentren su pasto y
su reposo. / Se dormirán al fin en nuestro sueño / abrazado, abrazadas. Y así
luego /….”
Los recuerdos comienzan a naufragar
zozobrando entre costa y costa de un mar de amor pasado donde ahora busca la
oportunidad, antes que se evapore por la “salinidad”, de un futuro perdido
entre prejuicios por relaciones prohibidas porque si en su principio resultaron
ocultas, al final gritan el silencio de lo que pudo haber sido. Carencias solo
compensadas desde la Imaginación Creativa de donde exclusivamente puede
eclosionar el Arte de la Poesía, aunque se componga mezclando versos mixtos de
arte mayor con otros de arte menor pero libres de preceptos: “…al
separarnos entre lejos, / ellas / tendrán recuerdos ya, tendrán pasado / de
carne y hueso, / el tiempo que vivieron entre nosotros / Y su afanoso sueño. /…
Esta metafórica reencarnación de recuerdos orgánicos- óseos me hace dudar o
tal vez sospechar sobre la posibilidad de haber engendrado fruto, porque más
bien se refiere con sentido surrealista a la esperanza de personificar las
“sombras de los recuerdos” en otra realidad antropomórfica. Tampoco importa a
sus estudiosos y devotos ya que en tal caso, virtualmente esta obra no se
hubiese compuesto con la ansiedad de estos tres últimos equimétricos:
“…de sombras, otra vez, será
el retorno / a esta corporeidad mortal y rosa…/”
Y por
fin, despeja todas las dudas del nostálgico pasado traumatizado que intenta
ilusionar, virtualizándolo mediante las añoranzas líricas implícitas en este
poemario de su presente transformado como única plataforma desde donde elevarse
al futuro, donde habita el auténtico sentido de la ilusión, en este último
verso como resultado, extracto y concentrado resumen de todo lo anterior: “…Donde el amor inventa su infinito”.-
He aquí la verdadera dimensión del Amor,
energía generadora de la Creatividad y motora de la Vida y de la Humanidad, en
su dimensión inmortal. (Está demostrado: la energía nunca desaparece, solo se
transforma). Pero como en otra de sus obras, el mismo poeta declaró: “-Cuando una poesía está escrita se termina,
pero no acaba; empieza, busca otra en sí misma, en el al autor, en el lector,
en el silencio. Muchas veces una poesía se rebela a sí misma…” Por ello al
descubrir esta frases en la antedicha Antología y estimulado por el reto de
este ejercicio, también comprendí y en consecuencia, verme obligado a prestarme
a ser uno de esos lectores consentidos, en cuya voz o silencio, el poema
prosigue en buscarse a sí mismo.
No obstante este ejercicio podría haberlo
resuelto desde el único concepto literario–poético como asignatura impartida
bajo el criterio del amor poético. Entonces si la poesía nace de las emociones
subjetivas o químicas expresadas como sentimientos conscientes y tras haberse encauzados,
reconocidos, aceptados y procesados por la Inteligencia Afectiva, al final siempre
desembocan en la corriente de la IMAGINACIÓN CREATIVA donde pueden ser
transformados, interpretados y a veces “manipulados” por inteligencias
interesadas. En tal caso, no hay duda en que la idealización a partir de su
abstracción idílica, la poesía está íntimamente condenada a consensuarse con la
Inteligencia Emocional que a su vez, y según mi definición del Amor, poco tiene
que ver con las diferentes acepciones de amores poetizados; ya que, si a pesar
de la evidencia que el Amor es energía, seguimos empecinados en nuestro
desinterés por descubrir la fuente de su origen y destino.
Comprendo como el uso y abuso, del
sustantivo más hermoso del diccionario de todos los idiomas, obedece a la buena
voluntad de traspasar sus excelencias a las composiciones poéticas, artísticas
o plásticas, pero que lográndolo, al mismo tiempo las glosa con un sentido
incorrecto del Amor. Porque el Amor no es ni sentimiento ni Emoción muy a pesar
de que la Historia de la Lírica perdure durante siglos interpretando las
vibraciones enamoradizas del Deseo, de Lunas Ilusionadas Inalcanzables, de
Cupidos “saeteadores”, de Halagos Persuasivos Susurrantes, de Confluencias de
Fluidos Lubricantes, como si alguno de estos compuestos, se tratara de El Amor.
En tanto, la Bondad del Amor a prestarse en grado superlativo de tolerancia a
embellecer cualquier expresión poética, es otra forma de El Amor en demostrar
la generosidad de su energía.
Finalizo reconociendo por convertir este
ejercicio libre en proclamar mi homenaje conjuntamente con nuestro
profesor/ponente, al poeta Pedro Salinas y de paso aprovechar la oportunidad
que se me brinda en acreditar mi condición de alumno de ambos. Cual dije al
principio, no intencionaba otro adjetivo complementario al amor poético. Pero
dada las condiciones en este caso concreto, sí; al exaltar “La Voz a ti debida”
al intitularlo como “Amor Transoceánico”.