QUE ES EL AULA DE LA EXPERIENCIA?

La Universidad de Sevilla creó el Aula de la Experiencia en el curso 96-97 extendiéndose posteriormente a diferentes municipios, entre ellos Los Palacios y Villafranca.

Se trata de un programa de desarrollo científico-cultural, dirigido a personas mayores de 50 años (con y sin estudios) con el cual se pretende conseguir una serie de objetivos como facilitar un espacio para el debate científico o cultural, ofrecer un marco para las relaciones intergeneracionales, mejorar conocimientos profesionales y al mismo tiempo, mejorar la calidad de vida de las personas de estas edades y fomentar su participación en su contexto social como dinamizadores sociales.

domingo, 23 de marzo de 2014

LA VÍA AUGUSTA Y NUESTRO PUEBLO



Ensayo  historiográfico aportado por el alumno Antonio Repiso Rodríguez al
      
    AULA DE LA EXPERIENCIA DE LOS PALACIOS Y VILLAFRANCA                                                   
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LA  VÍA  AUGUSTA  Y  NUESTRO PUEBLO

       Tan cierto es que Los Palacios y Villafranca es un pueblo joven como tan antiguo el embrión de sus raíces. Una lentísima germinación en tiempo-espacio y que como toda simiente, muere para enraizar tallo y posterior fruto. Con tal singularidad de muerte reciclada a vida, fructificaría siglos después nuestro pueblo. Ilustración de la simiente más histórica enterrada y renacida como origen de nuestro pueblo, fue la Vía Augusta. La travesía milenaria de la calzada y su desaparición por desuso; el inevitable desecamiento paulatino del, mal llamado a mi entender, Lago; influencias de ancestrales civilizaciones han venido secularmente perfilando el origen de lo que hoy venturosamente disfrutamos como Los Palacios y Villafranca.
     Antes, debo aclarar mis consideraciones sobre por qué el Ligustino estaría mal denominado como lago: -1) Fausto R. Avieno nos transmite en su Ora Marítima de un navegante massaliota quién dejó escrito más de seiscientos años antes, como el Óleum Flumen (Guadalquivir pre-romano) desembocaba en el estrecho de Caoronte, ubicado a la sazón, entre las ciudades de Orippo (Torre Herberos) y Caura (Coria del Río). -2) Desde que el citado nominativo fluvial, se transforme en Baetis pasan siglos.    -3) El término Ligustinus es una versión latinizada del gentilicio Ligur que procedía de, la entonces ya extinta, semántica galo-céltica.   -4) Los romanos, tras suceder y ocupar la expansión cartaginesa y desconociendo lo que fue Laguna Estigia por encontrarse en avanzado desecamiento, apelaron como Ligustinus Lacus, a lo que realmente siempre fue un inmenso golfo del mismo Atlántico, conocido por los pre-románicos, como Tartesii Sinus (hoy todo el territorio desaguado de las Marismas desde Sanlúcar Barrameda y Doñana hasta Coria del Río y que constituían las costas limitadas por las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva). 
     Por lo que no puedo compartir que se denomine lago a tal extensión de aguas saladas nueve veces mayor que la actual bahía de Cádiz. Por tanto entiendo como Lago Ligustino, lo que fuera la cuenca fluvial contenida desde el Estrecho de Caura, hacia Hispalim. Hoy Tablada, S. Juan Aznalfarache-bajo, Charco La Pava, Pañoleta, Heliópolis, Triana y todas las zonas anegadas de Sevilla hasta Alcalá del Río correspondiente al Bronce Final Atlántico, bajo el nombre Lago Ligur, donde vertía la desembocadura fluvial con el nombre semítico Baits y donde se emplazaría la fenicia Spal (ciudad sobre palos, posterior Híspalis romana).
     En el siglo IX (a.C.) Gadir e islas Gadeiras, además de comunicarse con Spal por mar, golfo, lago y río, los sidonios occidentalizados ya lo hacían también por tierra, recorriendo la que después será nuestra ruta Augusta, pero con el topónimo tirio Melkart, nombre más antiguo conocido, mientras que la mención del río Baits(Betis) evoluciona a Tharsis; después Tertis, como “devoción” a la diosa fenicia de la fertilidad Astarté, conformando un delta entre estuarios del Lago Ligur que posteriormente los griegos cambian al focense Tartessos. El conflicto comercial foceo-púnico se inclina a favor de la talasocracia griega y éstos literarán al idioma homérico nomenclaturas como la del río que pasa a conocerse desde entonces como Tartessos Anna y en sus cercanías heredamos el sustantivo Triana, traducido como “Tres Ríos”, al tiempo que el nombre fluvial de Tartessos, aplican también al territorio que hoy disfrutamos como Andalucía y el de Melkart se traduce a Vía Herákleia.
       Así llegaremos a que la historia de nuestro municipio no se conformó con iniciarse desde el Medievo, sino que desde antes de su nacimiento y cerca de su embrión, ya asumía la orientalización de nuestros ancestros tartessios, iberos, turdetanos, dado que nuestro término además de estar plagado de restos de asentamientos diseminados próximos al dinamismo de la Vía Augusta que sumados a las vicisitudes históricas que comentaremos, se concentrarán siglos después en el “genético” Anevel y después consolidar por un lado Los Palacios y por otro Villafranca de la Marisma.   
      Según Tito Livio, Aníbal reclutó mercenarios íberos y arqueros tartessios recorriendo el Camino de Aníbal para emprender la Segunda Guerra Púnica contra Roma. Con este nombre la transitaron los púnicos africanos, sustituyendo el nombre anterior Heráklea griego, para comunicar Gades con Mastia y dado que esta campaña militar se proyectó desde Heraklion (Templo fenicio de Sancti Petri) el ejército de Cartago tuvo que pasar por nuestro término y por tanto, no sería difícil deducir que entre el otero de nuestra actual plaza Miguel Murube junto al castillo Atalayuela y la torre parroquial, se acuartelase por un castro cartaginés al objeto de controlar la navegación del Golfo Tartéssico y la importantísima comunicabilidad del Camino de Aníbal entre Gadir y Cartago Nova, y por donde también podemos teorizar, como ensayo que es este trabajo, podrían haber pasado los temidos elefantes militarizados por el general bárcida.
     Seguían las mareas del Golfo Tartéssico impidiendo asentamientos sociales sobre sus esteros. Pero a medida que la colmatación sedimentosa y otros fenómenos telúricos obligaban al retroceso de aguas marinas,  no se adecuaría hasta la conquista romana su ulterior ocupación. Tras la última guerra púnica, la IX Legio de Scipión derrota y expulsa los futuros tunecinos y aprovechando la transitabilidad del Camino de Aníbal viene imponiendo la  “Pax Romana”  desde la capital del alto impero hasta Gades. Al tiempo con soldados eméritos funda nuevas poblaciones como Itálica,  Salpensa (Utrera), Siarum que dieron lugar a otros asentamientos agropecuarios  como el hallado entre Cortijo El Trobal, Los Villares y Maribañez que próximos a esteros, entonces aún no desecados, propiciaron condiciones epigenéticas, tan decisivas como la propia calzada. Esta viaria cobra cada vez más importancia comercial y militar a partir del dominio romano y desde entonces pasará a conocerse como Vía Hercúlea (sinónimo latino del griego Heráklea). Época propiciatoria de los asentamientos más importantes y cercanos a nuestro pueblo, como los hallazgos paleocristianos de La Noria, muy cerca de la que sería Vía Augusta en su punto cortado por el puente sobre la variante de la N-IV, donde aún quedan vestigios fragmentados de su empedrado, y enterramientos desaparecidos por expoliación y labores agrícolas, de un presunto punto de postas y los importantísimos de Maribañez que siguen exigiendo estudio y rescate para su aportación cultural de nuestra historia local.
      A la integración hispánica el nombre de la ruta de los derrotados Camino de Aníbal, al retomarse en honor a Hércules como Vía Hercúlea facilita desde entonces su explotación, dejándonos los primitivos vestigios del origen  de nuestro pueblo en la orilla nororiental del Lago Ligustino que ya comenzaba a descubrir sus marismas y gracias a la tangente surnoroeste trazada por la Vía Hercúlea, que siempre nos propició preceptiva comunicabilidad en facilitar establecimientos humanos sobre sus cercanos humedales.
     Con el máximo esplendor de la “Pax Romana”, latinización de la Península Ibérica y por ende  de la Baetica, es cuando la Vía Hercúlea pasa a conocerse como Augusta gracias a las ampliaciones y reformas emprendidas en los primeros años del cristianismo, por Cesar Augusto quién la integra en la Vía Domitia para ensamblar comunicaciones y consolidarla como ruta preceptiva entre Gades y Roma, con un trazado de más de mil quinientos kilómetros, cuyo itinerario queda  constatado en los exvotos de Vicarello o Vasos Apolinares.
     Con el topónimo Vía Augusta nos llega el conocimiento de la más importante calzada de la Península Ibérica y una de las más antiguas  "europeas" de comunicación terrestre de la última época romana. Si es  verdad como los caminos hacen pueblos, el nuestro es vivo ejemplo. La calzada romana va condicionando los inicios de nuestra villa, como punto de transición entre Gades y Roma, gracias a la perseverancia secular de la misma direccionalidad cercana y/o paralela con las actuales N-IV, AP-4 (que hoy siguen siendo paso entre Cádiz, Sevilla y Madrid) atravesaba nuestro término  entre parque y muros de Maribañez, Cumbres del Horcajo, SUP-2, por detrás de la Guardería Municipal y del Colegio P. A. Bernáldez, Olivar herencia Ramos,  Rosas de Sevilla, rústica tras Cacesa, Variante Circunvalación, Cercado del Rey, Cancelilla, Carretera del Monte, Dehesa de Coria, con el viario que nos ocupa y que he segmentado por el interés histórico local, entre August Pons (Alcantarilla) y Orippo. Y de la que nos recuerda Estrabón que es a partir de su reparación-ampliación acometidas por Caesar Augustus (primeros años del siglo I d.C.) cuando se consolida como Vía Augusta, el mismo viario conocido hasta entonces con el latino Vía Hercúlea.
     Tres mil años de historias forjando una ruta no podían pasar inadvertidos e inevitablemente fecundaron el embrión de nuestro pueblo que concebido por tal pluralidad de acontecimientos, nacería como punto de postas y paso.
     La caída del imperio romano conlleva su paulatino desuso, consiguiente deterioro y aunque hoy sigamos manteniendo su nombre como ancestro de nuestra memoria o motivación arqueológica, todo ello propició establecer otras rutas alternativas a la Vía Augusta. Como ocurriera durante el reinado de Recaredo sobre el año 586 cuando se establece la comunicación en favor de la Vía Asido-Híspalis. La misma por la que en 712, Muza ibn Nsayr confirma la invasión árabe quien tras conquistar Medina Sidonia, decide estratégicamente la conquista de Carmo antes que Híspalis. Por lo que obvia, o tal vez ya se desconocía el trazado de la Vía Augusta desde Al-Qantar (Puente de Alcantarillas). Sin embargo, a pesar de su desaparición por desuso, durante la ocupación árabe de Isbiliya, vuelven a retomarla los musulmanes con el nombre de Arrecife para explotación de marismas y defensa. Por lo que no es hasta la Edad Media cuando se dieran lugar a los primeros asentamientos de Anevel (Chozas) como fruto de la semilla plantada, que fructificó como nuestra Villafranca de Las Marismas. Se prolonga el Arrecife hasta el otero de Al-Mudeyne, nuestro castillo desaparecido) donde Pedro I construye La Atalayuela y a su alrededor, las primeras viviendas de Los Palacios.

     Desde entonces, como en tiempos arcaicos y más aún desde la unión en el actual Los Palacios y Villafranca, nuestro pueblo sigue fructificando de la semilla histórica germinada por la ruta milenaria más importante de la península, desde Argantonio hasta Al-Mutamid. Viario, camino, ruta, vía comunicativa internacional, cuya desaparición reivindica que de sus fosilizadas entrañas redescubramos el  "ADN" de Los Palacios y Villafranca, como motivación que me ha llevado a recopilar y ordenar cuantos antecedentes expongo en este ensayo para compartirlo con Aula de la Experiencia desde donde promocionar el conocimiento y amor a nuestra historia.                                             

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